SEMANA 46: EL MATRIMONIO NO ES LA MEDIDA DEL VALOR PERSONAL

Tiempo De Lectura: 3.3min

Estar casado puede ser una de las experiencias más valiosas y enriquecedoras que la vida tiene para ofrecer. El compartir la compañía de un cónyuge que te ama, que desea tu compañía, y busca lo mejor para ti puede ayudar a sostener un profundo sentido de bienestar personal. Por otro lado, nada puede ser más desmoralizador o crear sentimientos de fracaso personal, rechazo, o inutilidad que un matrimonio fallido.

La identidad personal, la autoestima, la consciencia de valor personal son traídos a un matrimonio, no creados por un matrimonio. La unidad en el matrimonio mencionado en la Biblia anticipa una unidad de propósito, no una consolidación de dos personalidades individuales en una. Así como la identidad individual y el valor pueden ser fortalecidos a través del matrimonio, no deberá el valor de una persona ser destruido por el divorcio.

Para permanecer emocionalmente, mentalmente y espiritualmente intacto a pesar de las circunstancias de la vida, la importancia y el significado debe estar basado en un entendimiento y compromiso a las verdades acerca de la vida. Estas verdades se nos han sido comunicadas por nuestro divino Creador en forma de escritura, escrita por escritores inspirados y registradas en ambos, el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia.

La falla personal es perdonable y una vida perturbada es recuperable, pero solamente si la auto condena de uno no anula la redención disponible a través de una fe viviente en la enseñanza de Jesucristo.

Referencia de las Escrituras: 2ª de Pedro 1: 3-4

Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina. (NVI)

Algunas Cosas Para Hacer Durante La Semana.

Día 2: Reflexionar sobre el mensaje y la lectura de las Escrituras; diario si quieres
Día 3: Ora o medita sobre lo que crees que necesitas
Día 4: Discuta el mensaje y las escrituras con su cónyuge
Día 5: Planifique cómo puede responder mejor al mensaje
Día 6: Descanso; no pienses en el mensaje o la escritura; escucha en la quietud
Día 7: Vuelve a comprometerte con tu matrimonio

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