SEMANA 34: LA META ES LA RECONCILIACIÓN
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En cada matrimonio habrá desacuerdos, aun argumentos violentos. La meta final de cualquiera de estos encuentros debe ser la solución y la reconciliación, no una gran victoria.
La victoria demanda que uno sea declarado un ganador y el otro un perdedor. El ganar satisface una necesidad del ego de una de las partes en un conflicto sin necesariamente importar el costo emocional y relacional de la victoria.
En el matrimonio el no enfocarse en una falta para la resolución del conflicto es mucho mejor. Aquí la meta en un desacuerdo es encontrar una respuesta que resolverá el punto de contención y mover a ambas partes tan pronto como sea posible hacia un espíritu de buena voluntad y de buen humor. Al no enfocarse en una falta es más importante descubrir qué es lo correcto en lugar de quién está en lo correcto. Cuando los temperamentos están acalorados y las palabras están volando un camino debe estar siempre abierto para el mutuo compromiso, el retiro, la defensa, o simplemente estar de acuerdo en discrepar.
La meta de cada matrimonio debería ser la paz. Cuando la paz se ha perdido la meta debería ser restaurar la paz. Aunque es posible a través de una disciplina personal y espiritual encontrar paz individual en casi cualquier circunstancia, la paz en un matrimonio requiere un compromiso en que ambos sean pacificadores tanto el esposo como la esposa.
Referencia de las Escrituras: Mateo 5:9; 1ª de Pedro 3:8
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. (NVI)
En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. (NVI)
Algunas Cosas Para Hacer Durante La Semana.
Día 2: Reflexionar sobre el mensaje y la lectura de las Escrituras; diario si quieres
Día 3: Ora o medita sobre lo que crees que necesitas
Día 4: Discuta el mensaje y las escrituras con su cónyuge
Día 5: Planifique cómo puede responder mejor al mensaje
Día 6: Descanso; no pienses en el mensaje o la escritura; escucha en la quietud
Día 7: Vuelve a comprometerte con tu matrimonio